LADRAN SANCHO
Enrique Fernández-Maldonado
El ataque de Aldo Mariátegui (Correo, 5/8/11) al ministro Vega por nombrar al dirigente sindical Pablo Checa como viceministro de Trabajo, puede que sea solo la acostumbrada ojeriza de un periodista frente a todo lo que suene a izquierda. Pero el tenor del ataque y los argumentos utilizados pueden expresar el sentir de un sector importante –como es el empresariado nacional– frente a demandas importantes de la población.
La diatriba contra Checa tiene como objetivo de fondo deslegitimar la propuesta programática que expresa su nombramiento, y también al sector que representa. Aldo M. considera que avanzar hacia los cambios que requiere la normativa laboral para hacerla más efectiva en la tarea de proteger a los trabajadores, manteniendo ciertos grados de flexibilidad que no contravengan derechos fundamentales, es un tema que no admite discusión. Posición que sería lamentable compartieran los gremios empresariales que asisten al Consejo Nacional de Trabajo, dado que ésta es una de las demandas expresadas en la votación del 5 de junio.
El cuestionamiento al origen histórico de la CGTP no es únicamente a la Confederación, de lejos la más importante del país. Lo es al sindicalismo peruano en su conjunto. Ciertamente, sus "indagaciones" acerca de la afiliación real a la central no están refrendadas en un estudio o investigación publicada, tampoco ofrecen evidencia empírica sustentable que las haga creíble. Y aún cuando fueran ciertas, lo cual es dudable, la valoración que hace del sindicalismo peruano es desproporcionada considerando los sucesivos embates que viene recibiendo el sector desde finales de los ochenta (hiperinflación, violencia política, flexibilización laboral). La CGTP, por si hace falta recordarle, jugó un papel importante en el proceso de resistencia al fujimorismo, aunque le pese.
Lo que pretende este "peluche mimado" de la derecha es deslegitimar todo esfuerzo organizativo por parte de los trabajadores peruanos. Cambiar la legislación laboral que, por ejemplo, restringe la sindicalización a empresas de 20 trabajadores a más, es una de las tareas pendientes del actual gobierno. Pablo Checa, un dirigente sindical con trayectoria y reconocimiento, tiene la enorme tarea de avanzar en esa dirección.
El anuncio presidencial de constituir un Consejo Económico y Social es un primer gran paso en la consolidación de un clima de diálogo social. Una condición básica para hacer viable este proceso es el reconocimiento de los actores políticos y sociales. Algo que a la derecha más reaccionaria le cuesta comprender y aceptar.
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